(Por Carolina Aguirre Especial para lanacion.com)
Lunes 8 de noviembre de 2010
Hace ocho años, mi marido y yo cortamos la antena del televisor de casa y dimos de baja el cable. Nos parecía una locura pasar toda la cena haciendo zapping para encontrar una película por la mitad, doblada al español, de la que ni siquiera sabíamos el nombre. Ahora bajamos contenidos de Internet, vemos muchos canales por
streaming , alquilamos videos, intercambiamos series con amigos, y en vez de estar a merced de los programadores nosotros decidimos qué, cómo y cuándo vemos lo que queremos ver. Y si alguna vez pensamos en reincidir, tenemos esta lista a mano para recordar por qué cortamos el cable aquella vez.
1.
Cuando tenemos tele, vemos "lo que hay" o "lo que enganchamos", pero muy rara vez "lo que queríamos ver". La mayoría de nosotros prendemos la televisión para ver qué hay, y cuando no encontramos nada, en vez de apagarla, miramos lo "menos malo" que haya. Somos como cirujas revolviendo entre las sobras, conformándonos muchas veces con cosas podridas, gastadas, partidas a la mitad ¿O cuántas veces ponemos un canal y están dando la misma película que dieron hace dos días de nuevo? ¿Cuántas veces nuestro programa preferido está en un horario inconveniente? ¿Cuántas veces ponemos la serie que vemos los martes y resulta que es un capítulo viejo porque el canal se quedó sin latas o, peor, ya no la va a emitir más? ¿Cuántos de ustedes la apagan y eligen otra actividad y cuántos siguen viendo algo que les parece malo porque sí?
2.
El precio del abono del cable sale lo mismo que alquilar 25 películas por mes en un videoclub. ¿Para qué pagar por un abono de cable en el que nunca se encuentra una película entera cuando podemos alquilar las series y las películas, para verlas a la hora que querramos, sin tandas comerciales y con todos los features extra que trae el DVD? El sistema tradicional de televisión nos propone salir a cazar contenidos que las señales eligen y disponen en la grilla cuando les conviene, mientras que un videoclub nos permite elegir todo el programa a nosotros.
3.
La mayoría de los contenidos están en la web, de forma gratuita, incluso en los sitios de sus canales como Fox, MTV, YouTube, Cuevana, Taringa, Oneddl.com y otros. Otra razón para no tener televisión. Todas las series están en
Taringa y
Cuevana , mientras que otros programas como reality-shows y magazines están colgados de la web del canal. Hasta en
YouTube hay programas, videoclips, entrevistas que la gente o los mismos canales suben cuando terminan. Pueden ver desde las entrevistas del show de David Letterman media hora después de haberse emitido, todos los documentales de la BBC, House el mismo martes a la madrugada que se da en Estados Unidos, publicidades antiguas y series vintage, y todas las recetas de cocina que
Gordon Ramsay o
Jamie Oliver hicieron para la tele. Hasta la televisión pública y canal Encuentro tienen parte de su programación online .
4.
Las tandas comerciales son cada vez más largas y más invasivas. Ver televisión de aire es hacer un pacto con el diablo. Por cada cuarenta minutos de contenidos que veamos, tenemos que consumir veinte de publicidad implacable. Si a alguien nos pidiera que trabajemos una hora más por día haríamos un escándalo, sin embargo no nos molesta ceder ese tiempo para ver comerciales de insecticida, dentífrico y mayonesa. Además, como si fuera poco, las tandas impiden concentrarse en una película que -a diferencia de las telenovelas- no fue ni escrita, ni filmada, ni montada con una estructura que pueda cortarse cada quince minutos.
5.
Los programas empiezan a cualquier hora. Ya bastante incómodo es tener que interrumpir todo lo que estamos haciendo para ver un programa de televisión, para que encima aparezca "al término" de un partido de fútbol que puede extenderse hasta treinta minutos más de lo habitual. Los programas cada vez respetan menos la grilla, incluso en el cable, en donde las películas arrancan 15:47 o 06:21 de un lunes, cuando estamos durmiendo. Como sistema, es tan precario, que ellos mismos ofrecen la opción de grabarlo para verlo en otro momento más conveniente.
6.
Los canales de series transmiten los capítulos por lo menos seis meses más tarde que en Estados Unidos. Todos los domingos, una hora después de que se transmite
Mad Men en Estados Unidos, muchos fanáticos descargamos el capítulo y lo vemos la misma noche en que se emitió. Los que ven la serie a través de un canal de cable la van a poder disfrutar, con suerte, dentro de medio año, cuando el final ya esté en todos los foros, en Facebook, en Twitter y sus actores ya les hayan
spoileado la mitad de los capítulos en las entrevistas que dieron para otros medios de difusión.
7.
El 90% de los programas viven de repetir lo que hacen en el programa de Tinelli o son shows conducidos por ex "humoristas" del programa Tinelli, así que en realidad, el grueso de la tele de aire es siempre el mismo programa: el de Tinelli. No veo televisión desde mucho antes que empezara Bailando por un sueño, y sin embargo, la contaminación es tan grande que hasta yo sé quién es Silvina Escudero o José María Listorti. Lo lamento horrores porque preferiría usar esos megas en mi cerebro para acordarme la dirección de mi casa de té preferida o el teléfono del plomero. Si tenés televisión asumo que debe ser el doble de difícil escaparse, porque no contento con estar en todas las revistas, en Twitter, en la radio, en los boliches y en las conversaciones de la oficina, el programa de Tinelli está también ¡en los canales con los que compite!